El cine
es arte, lenguaje y medio de comunicación. El cine habla por medio de imágenes, de los encuadres, de la palabra
hablada, de los efectos especiales, del montaje, del color y de los sonidos.
El lenguaje del cine se basa en
la fotografía, en la música en la literatura, en el cómic y en todos los
fenómenos artísticos. De la misma forma, el cine influye en las demás artes, aportando
sus formas de expresión.
El cine se expresa de múltiples
y variadas maneras, constituyendo así el lenguaje cinematográfico.
El lenguaje del cine parte fundamentalmente de cuatro elementos básicos: la selección de partes de realidad, los
movimientos, el montaje y el sonido.
El
lenguaje del cine, como todas las formas de hablar, es algo vivo. Muchos
cineastas han puesto su granito
de arena aportando ideas nuevas, diferentes formas de expresión, haciendo
crecer el lenguaje a pesar de los intentos de otros por encorsetarlo. Se han
llegado a elaborar manuales sobre el cine, imponiendo normas y dictando leyes.
Griffith, Eisenstein, Orson Welles, y otros muchos han dado sin embargo, aún en
medio de las mayores críticas, pasos gigantescos. El cine sigue avanzando, como
todo lenguaje pues es algo vivo, dinámico, fruto de la vida cotidiana y de los
descubrimientos tecnológicos. No tiene fronteras de países ni de lenguas, posee
las tendencias y manías, ideologías y técnicas que tiene cada cultura de cada
pueblo, costumbre o lugar. Aunque siempre ha predominado el cine de los Estados
Unidos, los países más pobres también han dicho sus propias palabras, a veces
importantes, que han hecho cambiar su historia y enriquecer su lenguaje.
Todos los lenguajes requieren
un tiempo de consolidación y por lo tanto de aprendizaje, mientras se van
enriqueciendo con nuevas formas de expresión. El montaje introdujo elementos
radicalmente nuevos en el lenguaje, complicando bastante su comprensión, pues
en sus comienzos, el cine se parecía tanto al teatro o a lo que se
veía en la calle que no era difícil entenderlo. En el año 1908, contaba Buñuel, recordando su infancia, que en su pueblo, un hombre con una vara explicaba a los
espectadores todo lo que aparecía en la pantalla de cine y narraba con
sus palabras lo que allí sucedía. A este personaje
se le llamaba «el explicador». El lenguaje cinematográfico
estaba en sus comienzos, por lo que un público muy numeroso no estaba acostumbrado a él. No era capaz de
entenderlo.
No es el arte de la
improvisación, sino el de la planificación, el que predomina en el cine. Por
muy fluido o espontáneo, vertiginoso o lento que sea, el cine está
planificado.. Siempre dirigido al espectador, último receptor de la obra de
arte. De ahí el lenguaje, que debe ser construido como si de una sinfonía se
tratara, en la que deben encajar todos los elementos, sin faltar uno solo, con
el fin de transmitir a los espectadores las ideas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario